La iglesia del Juramento de San Rafael, erigida en el lugar donde el Presbítero tenía su residencia, era explicada por don Teodomiro de la siguiente manera:
En 1602 construyeron nueva iglesia en el convento de Madre de Dios, que se trasladó al sitio en que aún existe, y se la dedicaron a nuestro Ángel Custodio. Costeola la Ciudad, de quien es el patronato, y a ella asistía en las fiestas que se le dedicaban. En 1655 fundó el duque de Sessa el convento de las Capuchinas, y también le fue dedicada la iglesia.
Mas esto no entibiaba el deseo de erigirle una en la misma casa en que se apareció al venerable Roelas, donde desde luego formaron oratorio, y en 1610 principiaron la obra, con tantas interrupciones que no se concluyó hasta más de cien años después, tanto que la bendijo el canónigo don Juan Pardo de Figueroa en 21 de junio de 1732. Era también pequeña.
Costaleros del Calvario en la Presentación del Cartel del XXV Aniversario. Iglesia del Juramento de San Rafael |
La sacristía estaba en lo que fue cocina de la casa; en ella había un pozo, del que, al limpiarlo en 1685, sacaron una imagen de la Virgen como de un pie de altura con el niño en el brazo izquierdo y agarrada una mano con la derecha. Esta imagen, que suele estar al pie del trono o peana de San Rafael, se la llevó un liberto llamado Antonio Domingo, quien la dejó en casa de la señora doña María Narváez, viuda de don Pedro Heredia, de donde la restituyeron a la iglesia en 22 de junio de 1737 por orden del obispo don Pedro Salazar, y es venerada con el título de Nuestra Señora del Pozo.
No cabiendo casi gente en las grandes fiestas dedicadas a nuestro custodio, la cofradía resolvió ampliarla, dándole la fachada actual, alargándola y haciéndole las naves laterales. Se principió la obra el día 23 de febrero de 1796, bajo la dirección de don Vicente López Cardera, y se terminó en 1806, consagrándola el obispo don Pedro Antonio de Trevilla. Forma las tres naves expresadas, la del centro ancha y con rotonda, con una tribuna con balcones de hierro cubiertos con celosías; esto hace que las otras dos naves sean estrechas, bajas de techo y en parte curvas. En la del evangelio hay una capilla dedicada a sagrario; empezose a construir con limosnas en 1853 y terminose en 1855.
El presbiterio es bonito, con gradas de mármol y verja de bronce. Pero el retablo no puede ser peor, y no sabemos por qué la cofradía lo prefirió a otro diseño aprobado por la Academia de San Fernando, en el cual campeaba la imagen sobre un grupo de nubes, pareciendo a la vista mucho más airosa. El Crucifijo con que acaba el retablo es obra del escultor Diego Morales.
La hermandad es una de las pocas constituidas con todos los requisitos legales.
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