El pasado sábado 23 de febrero de 2013 la Banda de Música de Nuestra Señora de la Soledad de Cantillana presentó en la iglesia de la Anunciación de Sevilla "Ottocento", su primer trabajo discgráfico.
ABC lo anunciaba el pasado 22 de febrero a través del siguiente artículo de José María Rodón:
¿Cómo sonaba la Semana Santa del siglo XIX?
La banda de música 'La Soledad' de Cantillana, durante un concierto. |
ELMUNDO.es
- La banda de Cantillana rescata once marchas procesionales hoy olvidadas
- 'Ottocento' es la primera grabación en estudio de las composiciones
- El disco es fruto de dos años de búsqueda en archivos y bibliotecas
- La presentación del álbum tendrá lugar el sábado, a las 18.30 horas
José María Rondón | Sevilla
Actualizado viernes 22/02/2013 08:40 hora
En la Semana Santa del siglo XIX sonaban las partituras de Llurba, Gabaldá, Ponchielli y López Juarranz, compositores hoy olvidados. La música tenía rigor militar, tono oscuro, sonidos de luto. Algunas de estas composiciones aparecen ahora por primera vez en Ottocento, el debut discográfico de la banda de música 'La Soledad' de Cantillana (Sevilla).
Ottocento es el resultado de un trabajo de dos años por archivos y centros de documentación, como la Biblioteca Nacional de España (BNE) y el Archivo Municipal de Cádiz, llevado a cabo por José Manuel Ruiz y Carlos J. Carvajal. Las composiciones tienen un origen militar -lo eran sus autores y las bandas que las interpretaban-, pero, por su carácter solemne, también se oían en Semana Santa.
Claro que hay excepciones. Tras los pasos se interpreta la marcha que Álvaro Milpager Díaz dedica a su mujer fallecida (Descanse en paz) o la composición con la que el italiano Amilcare Ponchielli recuerda al escritor Alessandro Manzoni (Marcia Fúnebre, 1873), que revela a su vez la influencia de la ópera italiana en este fenómeno. Otras veces la música está dedicada a la festividad del Viernes Santo, como en el caso de ¡¡¡Ha muerto!!! (1880), de López Juarranz.
Partitura de la marcha 'El Llanto' de José Mª Llurba Méndez.
Por entonces, todavía no se habían generalizado las composiciones dedicadas a una imagen o una cofradía en particular, aunque pronto surgirán ejemplos, como Quinta Angustia, de José Font Marimont (1895), y Virgen del Valle, de Vicente Gómez Zarzuela (1898), que tendrán un impacto decisivo en el desarrollo del género. La explosión posterior de los Font y López Farfán, entre otros, marcarían definitivamente el camino.
Además, el carácter militar de estas primeras composiciones, quizás, explique también su progresiva desaparición de los repertorios de las bandas de música. "Lo normal es que los autores, por lo general militares de carrera, se llevaran las partituras a su nuevo destino. Nunca las dejaban en depósito, por lo que no se podía volver a tocar", expone como hipótesis el director de la banda de Cantillana, Carlos J. Carvajal.
Tras esta labor de búsqueda ha aparecido una treintena de composiciones que no se habían grabado hasta la fecha. Ottocento, que será presentado este sábado, a las 18.30 horas, en la iglesia de la Anunciación de Sevilla, reúne once de ellas, "en un intento de abarcar distintos autores y algunas de sus variadas cualidades" señala Carvajal, que ha trabajado sobre composiciones que se tocaban en la Semana Santa de Córdoba, Cádiz y Sevilla.
El CD está compuesto de las siguientes marchas (destacando los Costaleros del Calvario la número 3, de nuestro compatriota Cipriano Martínez Rücker)
1.- Marcia fúnebre per i funerali di Alessandro Manzoni Opus 157, de Amilcare Ponchielli; 1873
2.- ¡Una Lágrima!, de Eduardo López Juarranz; 18873.- Marcha fúnebre Opus 35 de Martínez Rücker; 1898.
4.- El Llanto (Llurba)
5.- La Azucena de José Gavaldá 1863
6.- Una lágrima de Roig Torné;
7.- ¡Ha muerto! Eduardo López Juarranz
8.- ¡Descanse en Paz! de Milpagers;
9.- Marcha Fúnebre Broca
10.- El Llanto, de José Gavaldá;
11.- Hosanna de Roig Torné
El blog de la Banda de Música de la Soledad de Cantillana lo anunciaba igualmente de la siguiente manera:
Nuestro primer trabajo discográfico ya tiene vida. Muchos han sido los años y muchas las generaciones de músicos de esta banda que, han pasado sin haber consumado este propósito. En no pocas ocasiones existió la oportunidad o la intención de labrar esta tarea, pero la realidad ha hecho que no sea hasta esta época cuando ha sido saldada esta deuda moral con nosotros mismos, con nuestros compañeros y con la misma música. Demasiado el tiempo transcurrido...pero he aquí que la dicha ha de ser buena, por lo que también pensamos que a tiempo llega este anhelo ahora consumado.
Si hubo una intención clara a la hora de afrontar este proyecto, fue el del carácter innovador, original y universal del que queríamos impregnar la grabación. Deseábamos huir de las grabaciones convencionales en las que meramente se presenta al público una formación. Con tantas vivencias a nuestras espaldas, nuestra ambición nos guiaba a ir más allá. Por ello nos adentramos en un repertorio ambicioso, escogido con aspiraciones de transcendencia dentro de la historia de la música procesional. No pocos nos advirtieron del escaso interés para el público en general y del riesgo que era llevar a cabo tal plan. Aceptado el riesgo, el siguiente propósito que nos marcamos era el de traspasar el coto de la música cofrade e intentar llegar a otros públicos, mediante la explicación y puesta en conocimiento de qué habíamos hecho y el cómo. Y todas estas intenciones se manifiestan de modo ejemplificante en la portada del trabajo, diseño de Miguel Ferrera, y el título del mismo “OTTOCENTO”.
Casi dos años de investigaciones, visitando hemerotecas, archivos, haciendo re-instrumentaciones… y recopilando el material suficiente de calidad. Dentro de esta tarea, merece una mención especial J. Manuel Ruiz, que desde Cádiz nos habría las puertas del archivo municipal de su ciudad y se identificaría de pleno con el proyecto, involucrándose como otro miembro más de la banda y asumiendo la responsabilidad íntegra de la investigación histórica y bibliográfica, desarrollando en solitario los textos del libreto que acompañan al CD. La parte puramente musical, ha corrido casi en exclusiva por cuenta de nuestro director Carlos J. Carvajal Lozano. Aunque no han sido los únicos que han aportado su granito de arena, pues Ottocento es la labor de muchos, de muchas pequeñas aportaciones que han ayudado a conformar este gran todo. Casos especiales, que no podemos obviar, son los de los amigos de la Web “Patrimonio Musical” o el profesor Henry Howey, o la formación amiga y hermana de esta banda"Misericordiae Chorus", que ha ayudado y facilitado bastantes las cosas en el plano financiero. A todos muchas gracias de nuevo.
Sobre el trabajo en sí, decir que lo integran 11 composiciones. Ojala que más hubieran sido, pero esta Asociación anda muy limitada económicamente y esta realidad, nos limitaba el tiempo muy significativamente. Las características principales de todas es que son composiciones del siglo XIX, que todas son recientes recuperaciones históricas y que todas, han sido recogidas por primera vez en una grabación de estudio. Creemos también (desconocemos el dato contrario) que se trata del primer disco de marchas procesionales del siglo XIX en exclusividad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario