Recuerda, Señor, lo que nos ha sucedido, contempla y mira nuestro oprobio. Nuestra heredad ha pasado a extraños. Tenemos que comprar el agua que bebemos y pagar la leña que nos llevamos. (Lam 5, 1-4)
Padre, que el agua nuestra de cada día nos haga recordar a quienes carecen de ella.
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