Anunciaba ayer la prensa local que ya había caído la última "casa vieja" junto a la Calahorra. Y no puedo sino dejar de leerlo con parte de aquella nostalgia que se siente por las cosas que, aún sin haberlas vivido, se sienten como propias por haber sido parte de las personas que nos precedieron.
Paso del Descendimiento de Corrales León, en 1957 |
Corría el año 1948 cuando la Hermandad del Descendimiento decide acometer un nuevo proyecto. El misterio diseñado por Amadeo Ruiz Olmos exigía de un paso mayor, lo que obligaba a sustituir el anterior, muy vistoso pero físicamente insuficiente. Para ello José Redondo, vocal de la hermandad, comenzó con los primeros trabajos de carpintería, contrantando la talla a Antonio Corrales León, artista sevillano afincado en nuestra ciudad. Se da la circunstancia de que el taller de Corrales se encontraba precisamente en la parte trasera de la ermita de las Ánimas, auxiliar de la parroquia de San José y Espíritu Santo y muy cercana de la Torre de la Calahorra.
Zona bastante deprimida e históricamente castigada por los caprichos del Guadalquivir que vió cómo en aquellos años sus vecinos construían sus casas sin la menor supervisión u organización urbanística por parte del Ayuntamiento, lo que le valió en nuestra ciudad el apelativo de Villa Cachonda. Las condiciones, como podemos imaginar, no debían ser las más idóneas para el día a día, asentándose el taller en un "corralón de vacas", tal y como lo describen algunos cofrades que tuvieron la ocasión de haberlo visitado.
Paso del Sepulcro entrando en las Tendillas en 1949 |
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