A la Virgen de los Dolores
¡Oh Reina de los Mártires, María
allá sobre el Calvario
contemplas la agonía
y el velo funerario
que cubre aquella frente ensangrentada!
¡Oh Madre de Jesús, Madre adorada
un pueblo empedernido
no escucha tus clamores,
e insulta fementido
la sangre y los dolores
del que vino a romper su eterno yugo!
Madre de mi Jesús, aquel verdugo
populacho judío,
amasado en el cieno
y que maldice impío al dulce Nazareno...
el insensato pueblo deicida
que abrió en su corazón aquella herida;
¡aquel mismo, aquel mismo
escupe en su semblante
la baba del abismo
al verle agonizante!...
¡aquel mismo escarnece en este día
tu llanto y tus dolores, Madre mía!
Ten piedad Virgen santa,
del hombre impenitente
que en este cruz levanta
a un Dios continuamente.
¡Se tú, Madre piadosa, medianera
entre Jesús que muere, y regenera
y entre el pueblo malvado
que goza de su delirio,
mirándole enclavado
y viendo su martirio
al pie de ese madero ensangrentado!...
Mario Svent. S.S.
Publicado el Viernes de Dolores de 1937
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