Hoy, 30 de mayo de 2014, día de San Fernando, se cumplen 153 años de aquel otro día del Rey Santo que coincidió en jueves; concretamente en Jueves de Corpus Christi.
Desde el martes 28 de mayo los cordobeses veían cómo se instalaba el magnífico altar que recibiría a la custodia de Arfe en la puerta del Ayuntamiento, así como los por entonces típicos toldos que ayudarían sobrellevar de la mejor manera posible el intenso calor del mayo cordobés.
Paso de la Inmaculada Concepción. Titular de la Hermandad del Santo Sepulcro |
La procesión resultó muy lucida, pudiéndose ver a la custodia sobre unas nuevas andas estrenadas para la ocasión. Ambos cabildos acabaron muy satisfechos por el resultado final de la procesión y por el elevado número de fieles congregados durante toda la carrera, sin importar la impertinente lluvia que comenzó a caer sobre Córdoba instantes antes de la entrada del cortejo en la Santa Iglesia Catedral.
Imagen de San Eloy obispo. Titular de la Hermandad del Huerto |
Y de igual manera que hace décadas, algo hoy prácticamente olvidado, en las localidades de costa no era costumbre bañarse en el mar hasta que la Virgen del Carmen bendecía las aguas allá por el mes de julio, el día del Corpus era también la fecha indicada para algo tan curioso como el comienzo del uso del uniforme de verano en el ejército. Esta costumbre, ya hiciera el calor esperado o un frío repentino, llenaba los hospitales militares los años en los que se cumplía el refrán del cuarenta de mayo.
Sin embargo dicha costumbre tenía fuerza de ley desde finales del siglo XVIII o principios del XIX, por lo que nuestros abuelos se lanzaban a la calle con las pantorrillas al aire, ceñida con medias de seda blanca, calzón de raso, casaca igualmente de raso y chupa de sarga o tafetán bordados.
¡Infeliz aquel que vistiera el día del Corpus terciopelo o paño, aunque se helase la torre de la Malmuerta!
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