miércoles, 7 de mayo de 2014

Historia de un oficio (III)

Sin embargo hay hermandades que mantendrán estas labores en manos de sus cofrades, como es el caso de la Hermandad de las Angustias que tras requerir la ayuda de la tropa en 1817, como ya se ha indicado, en 1872 publica un anuncio titulado “Aviso a los cofrades de las Angustias de la Santísima Virgen”, en el que invita a “los que tengan devoción de conducir en la procesión del Santo Entierro el paso de Nuestra Señora” a tratar su interés con don Mariano Montesinos, encargado “del arreglo” de las cuadrillas.

Nuestra Señora de las Angustias en San Agustín. 1890
Esta referencia es realmente interesante, pues nos muestra que ya en 1872 existe una organización específica de las cuadrillas en esta hermandad, más allá de la mera organización sobre la marcha de los cofrades dispuestos a portar las imágenes. Se intuye cierto asentamiento, debiendo abrir la puerta a devotos ante el escaso número de cofrades. Es decir, esta hermandad no recurre exclusivamente ni a cofrades ni a gallegos, sino a devotos en general.

En este ambiente de reformas continuas de nuestra Semana Santa las noticias de modificaciones, ampliaciones o sustituciones de andas serán la tónica continua en prensa local, viviéndose en 1865 el punto de inflexión con el anuncio del alcalde, don Ignacio García Lovera, de la presentación por parte de la Comisión organizadora de la Semana Santa de cuatro pasos con "gualdrapas o caídas", lo cual se interpreta como: 

"la más acabada prueba de que debe quedar abolido para siempre el antiguo sistema de nuestras andas llevadas al hombro, y en el que se ofrece a la concurrencia el más espectáculo de examinar el cansancio de los embozados conductores".
Noticia a la que seguiría la siguiente:

“Qué fácil es ya levantar el templo sobre los sólidos cimientos que se han improvisado en 1865”.
Recortes de prensa que aterran a todo aquel que tuviera alguna aspiración de consolidación de las labores de carga manuales. En ningún momento se habla directamente del temido sistema de ruedas, si bien pudiéramos pensar que es la alternativa al "antiguo sistema de nuestras andas llevadas al hombro".

Antiguo paso del Santísimo Cristo de la Expiración con los faldones subidos
Sin embargo debemos entender la situación exacta antes de valorar este cambio. Durante los años previos a 1865 la norma había establecido en Córdoba el uso de gallegos como cargadores de nuestras andas. Personas todas ellas de estratos muy bajos de la sociedad cordobesa, con jornadas interminables de trabajo y en los que las posibilidades de cambiarse de ropa o zapatos antes de "trabajar" para las cofradías eran prácticamente nulas. De esta manera realizaban jornadas maratonianas, enlazando el trabajo oficial con el cofrade, no pudiéndoles pedir, ni debiéndoles, una preocupación por la estética que en aquellos años hubiese sido una libertad cercana a lo pecaminoso.

El comienzo del uso de gualdrapas, de terciopelo o en el mejor de los casos de telas pesadas, hacen que junto a la ausencia de respiraderos adecuados, el calor en el interior sea elevado, lo que provoca que suelan procesionar los pasos con los faldones levantados, aumentando de esta manera la mala sensación a la vista de la que se quejan las crónicas locales, considera una ofensa para el buen gusto y la reserva de la época.

Las labores de carga en Córdoba cuentan con pocas posibilidades de afianzarse, pues tan sólo contamos con la procesión oficial, con un número variable de participantes, y con alguna procesión esporádica adicional, como la del Nazareno de 1858, las Angustias de 1889 o los Dolores en 1874 y 1898. Y todo ello sufragado casi en su totalidad con la subvención de Ayuntamiento.

Sin embargo pasan los años y más de una década después de aquel cambio de 1865, concretamente en 1876, las imágenes que participan en la procesión oficial son: Huerto, Amarrado, Rescatado (presumiblemente), Calvario, Caído, Santo Cristo de Gracia, Angustias, Sepulcro y Nuestra Señora de los Dolores. Y en contra de lo que pudiéramos pensar, las crónicas de 1876 sentencian:
“Si bien sentimos que no se suprima del todo la costumbre de llevar las imágenes a hombro, lo que tiene menos gravedad y compostura que el sistema moderno”.

1 comentario:

  1. Yo creo que no, que todos esos recortes se refieren a portar al hombro por fuera o portarlos en un sistema entonces nuevo, sólo por dentro. Se sabe que peanas como la de Jesús Nazareno, que era de su Soledad, la de las Angustias y otras aún conservadas, tenían unos agarres para listones de madera o metálicos en los laterales y otro en el centro para ser portadas a hombros por fuera. Incluso hay testimonios gráficos de la peana del Nazareno sirviendo así tal cual de andas, parihuela o angarillas a los Dolores, si mal no recuerdo, en alguna ocasión.

    Yo quiero pensar que el cambio se refiere a ser llevados por dentro y no por fuera como era hasta entonces habitual y por eso el cambio de ser hermanos (nobles y de clase alta en muchos casos) llevando por fuera, a servidores (de los anteriores), contratados y faeneros por dentro. Se sabe que en Sevilla iban los hermanos y nobles por fuera sobre un hombro mientras que sus servidores y más tarde personal contratado (gallegos) iban por dentro llevando realmente el paso, hasta que se dejó de ir por fuera (por eso en las fotos más antiguas de Sevilla no había respiraderos en los pasos aún, que se impusieron en todos los pasos ya en el XIX).

    En Córdoba quizás no hubo esa transición de por fuera unos y por dentro otros, si no que se pasó directamente al cambio o "nuevo sistema", más discreto y solemne, según dicen los recortes esos. En mi opinión, las ruedas vinieron mucho tiempo después.

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