Como la propia pro hermandad de la Quinta Angustias anunció recientemente, mañana viernes 19 de febrero de 2016 se celebrará, después de más de dos siglos, el pregón de las Siete Palabras en honor de la imagen del Santísimo Cristo de las Mercedes y de manos del canónigo de la Catedral de Córdoba don Antonio Gil.
La talla está tal vez tan olvidada por el pueblo de Córdoba como en su día fue venerada por los cordobeses, quienes la tuvieron como imagen santa y milagrosa acudiendo a ella, por ejemplo, para sacarla en procesión de rogativas durante las epidemias de 1602 y 1650.
Santísimo Cristo de las Mercedes. Fotografía: pro hermandad Quinta Angustia. |
Dicha imagen recibió culto en capilla propia en el convento de la Merced de Córdoba, costeada por el corregidor Diego de Vargas en 1602, pudiendo cubrirse el coste de una corona y espinas de plata sobredorada (en sustitución de las originales de madera) gracias a las continuas limosnas ofrecidas por los cordobeses. La imagen contó igualmente con un retablo, desaparecido durante la ocupación francesa y conversión del convento en enfermería.
La información sobre la imagen, su llegada a Córdoba desde Antequera o los velos que la cubrían está, afortunadamente, cada vez más asentada entre los cofrades cordobeses, si bien cabría un pequeño recuerdo para los sentimientos que dicha imagen generó en dos obispos cordobeses. El primero, Domingo Pimentel de Zúñiga Requenses (1633-1641) dijo de ella: aún habiendo visto muchas imágenes de devoción en España e Italia, no he visto otra de Cristo Crucificado ni más perfecto, ni que haya fervorizado más el espíritu. El segundo, Juan Alfonso de Alburquerque Berión (1857-1874), no compartió la misma opinión, describiéndola como feísima y mandándola quemar.
Afortunadamente para el pueblo de Córdoba no sólo no se verificó el deseo de Alburquerque, sino que la imagen ha llegado a nuestros días habiéndose salvado de varios incendios, el último el que afectó a la iglesia del antiguo convento en 1978.
Personalmente celebro la recuperación de este pregón así como la memoria del Cristo que, aunque la mayoría lo hayamos olvidado, llegó a salir en rogativas como último recurso de un pueblo desesperado por epidemias de landre, entre pregones, timbales y chirimías, torres e iglesias iluminadas por toda la ciudad, cohetes y voladores, castillos de fuego, altares, colgaduras y cornucopias, balcones y rejas engalanados, pero sobre todo entre el cariño de unl pueblo que vio reflejada en él las mercedes del Salvador.
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