Hace tan sólo unos días se
publicaba en prensa local la noticia del nombramiento de Victoria Elena López
de Carrizosa y Patiño, marquesa del Mérito, como camarera de honor de la Hermandad
de la Quinta Angustia de Córdoba. El nombramiento se produjo el mismo día en el
que se bendecía una saya para la titular de la antedicha hermandad, donación de
quien ya en su día fuera madrina durante la bendición de la preciosa imagen de Juan
Jiménez y Pablo Porras.
Saya donada por la marquesa del Mérito a la hermandad de la Quinta Angustia. Fotografía: Perfil Facebook Hermandad Quinta Angustias |
Toda esta información ha sido
publicada con mayor detalle en varios medios de comunicación, por lo que hoy
viajaremos de nuevo al pasado para recordar otras aportaciones del marquesado
del Mérito a la ciudad de Córdoba; más allá de su colaboración en el manto de
los dragones de la Virgen de los Dolores, del cual hablamos el pasado 4 de
septiembre.
Para ello utilizaremos una
columna publicada en diciembre de 1920 en el diario La Voz, firmada por el
escritor Antonio Martín Torrente, y que bajo el título “A la Excma. señora marquesa
del Mérito” nos describe parte de la relación que dicho marquesado mantuvo con
la Córdoba de principios del siglo XX. No en vano, Martín Torrente recuerda “las
empresas” en las que participó la marquesa, tales como la fiesta de la Paz, San
Gerónimo, Venta Mona (con “tienda” o caseta de feria) o la colonia escolar del
Cerro Muriano; destino vacacional de los niños sin recursos.
Martín Torrente, de viaje por
España y de camino a Cádiz tras una estancia en Córdoba, invita a la marquesa
del Mérito a que organice lo necesario para que regrese el esplendor a
monumentos tan destacables como la Catedral, las puertas del Perdón, Medinat-Az-Zahra,
Medinat-Az-Zahyra, la Sinagoga o la mezquita de Almanzor “sita en el Hospital
de Agudos”. De todos los anteriores monumentos rescata descripciones de Amador
de los Ríos, Aben-Adharí, Ramírez de Arellano, Abulfeda, Al-Maccari, Abenhayan
o Aben Said, convirtiéndose el escrito, además de una exaltación del espíritu
patrio cordobés, en una fantástica descripción de muchos de nuestros
monumentos.
Termina Martín Torrente con las siguientes frases:
“Me diréis, Excma. señora, que lo que pido no es empresa para una débil mujer, y que en Córdoba hay hombres de gran valía para acometerla".
"Acordaos, no más, de qué débiles mujeres fueron Isabel la Católica, Santa Teresa de Jesús, y confesad conmigo que llevaron a término empresas inmortales no superadas por nadie".
"Ejemplo de esto lo tenéis en la Catedral de Madrid (Ntra. Sra. de la Almudena, frente al Palacio Real), precioso edificio estilo romántico, en cuya bellísima cripta ya se celebra culto religioso. Su construcción tardará años, pero no cesa. Lo inició y organizó los trabajos previos, movió voluntades, fomentó suscripciones, una débil mujer; la esclarecida Reina Regente María Cristina, que en vida casi verá terminada su genial iniciativa. Y Madrid contará con un monumento portentoso".
La respuesta de la propia
marquesa del Mérito (Carmen López de Carrizosa) no se hace esperar, y tan sólo
unos días más tarde contestó a Martín Torrente a través del mismo medio. Sin
embargo ésta no pudo ser más sorprendente, pues lejos de valorar los méritos de
sus acciones en beneficio del patrimonio material, derivó la atención hacia las
facultades personales que llevan a las personas a la actuación social, cuya
remuneración no es otra que el mero goce de ejercerlas. Dicho lo anterior, la
marquesa se disculpa por desatender la invitación a tan desproporcionadas
empresas, anunciándole su ocupación a favor de la Asociación de Obreras Cordobesas.
Bendición del edificio de la Casa del Niño, Fundación de la marquesa del Mérito, por el obispo Pérez Muñoz Fotografía: ABC, 21 de enero de 1921 |
Y es que será tan sólo unos días
más tarde, concretamente en enero de 1921 (según explicaba Jesús Cabrera en su
artículo “Inauguración de la Casa del Niño”, publicado el 5 de enero de 2014 en
ABC), cuando la marquesa del Mérito inaugure la Casa del Niño, lugar donde se
cuidarían los hijos de las afiliadas a la asociación mencionada por la propia
marquesa en su anterior artículo.
Tal y como el propio Martín Torrente
imaginó, aunque para otras empresas muy distintas, la marquesa movió cielo y
tierra con el fin de obtener los fondos necesarios para su puesta en
funcionamiento; bien a través de suscripción abierta, bien a través de la
organización de actos cuya recaudación iría destinada íntegramente a dicho fin.
Según explica Cabrera en su
artículo, la Casa del Niño cumplió con los objetivos marcados hasta que el
gobierno de Frente Popular le prohibió seguir con su labor, decisión que motivó
su cierre al no ofrecerse alternativa alguna y ser insuficientes las cuotas
individuales con que pretendían continuar numerosos particulares. Hasta
entonces, la Casa del Niño atendió a miles de niños cordobeses, estando al
frente de la misma mujeres tan destacadas en la sociedad cordobesa de la época
como la marquesa de Santurce, Ángela López de Alvear, marquesa de Montemorana,
Ángela Conde de Cruz Conde, y un largo etcétera.
Sin embargo el 6 de enero de 1937
se inauguró el orfanatorio de la Divina Providencia instalado en el antiguo
edificio de la Casa del Niño, situado en la calle Alfonso XIII.
Arriba, detalle de las instalaciones de la Casa del Niño. Abajo, la marquesa del Mérito junto a las "damas" de la Asociación de Obreras Cordobesas. Fotografía: ABC, 30 de enero de 1921 |
La idea del nuevo orfanatorio
surgió de la hermana de San Vicente de Paul sor Amalia Verdugo, superiora del Hospital
Provincial, quien quiso disponer de esta manera de cierto amparo para los niños
“desgraciados”, y contando con la ayuda de multitud de donativos particulares
y la ayuda del Jefe del Orden Público de la provincia y comandante de la
Guardia Civil Bruno Ibáñez Gálvez; de infausto recuerdo para los cordobeses,
por cierto.
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