Uno de los mayores astrofísicos de la historia es el británico Stephen Hawking. Nacido en Oxford en 1942, se licenció en matemáticas y física en el University College de Oxford en 1962. En 1966 se doctoró en el Trinity College de Cambridge. En 1971sugirió la formación de lo que habitualmente denominamos "agujeros negros".
En 1974, aplicando las leyes de la física cuántica, propuso una teoría sobre la pérdida de energía de dichos agujeros negros, siendo nombrado ese mismo año como miembro de la Royal Society. En 1977 fue nombrado profesor de física gravitacional en Cambridge, y en 1979 ocupó la Cátedra Lucasiana de Matemáticas; por cierto, la misma ocupada por Isaac Newton.
Hawking cuenta con una amplísima obra escrita, entre los que encontramos títulos científicos y divulgativos, de ficción infantil, documentales, etc.
En su último libro "The Grand Design", que saldrá a la venta el próximo 9 de septiembre, Hawking asegura que la física moderna excluye la posibilidad de que Dios participara en la creación del Universo, ya que este hecho se debe únicamente a la Ley de la Gravedad. Continúa Newton diciendo que,"Seguramente Dios pudiera haber estado allí, pero como un mero espectador". Con esta aseveración, desmiente sus propias palabras publicadas en su obra "Una Breve Historia del Tiempo" en la que sugería que no había incompatibilidad entre la existencia de Dios y la comprensión científica del Universo. Y no sólo eso, sino que igualmente rechaza la teoría de su antecesor en la Cátedra Lucasiana, puesto que Newton defendió la no sola aplicación de las Leyes de la Naturaleza en la formación del Universo, sino la intervención de Dios en su creación.
Desgraciadamente para Hawking, su campo de investigación se basa en la observación y en la formulación de propuestas, nunca de Leyes, pues es imposible demostrar depende qué hechos (esto es uno de los principales motivos por los que no podrá conseguir su tan deseado Premio Nobel) en el campo de la Cosmología.
No obstante, estamos de acuerdo con Hawking en que la formación del Universo se debe a Leyes de la Naturaleza como la Gravedad, de la misma manera que en la concepción de un bebé, éste no aparece en el vientre materno de manera espontánea (con la salvedad de la Inmaculada Concepción), sino que se debe a la unión de dos células haploides, provenientes de cada uno de los progenitores.
Estamos de acuerdo con Hawking en que Dios no creó el Universo como si de una mesa de billar se tratara, moviendo los planetas a su antojo. E incluso podemos aceptar que contempló la creación conforme las Leyes de la Naturaleza se desarrollaban según lo que se espera de ellas, aunque, evidentemente, dichas leyes debieron ser Desarrolladas o Creadas por alguien.
Sin pretender en ningún momento (no tendríamos rigor ni fuerza científica para hacerlo) desmentir a Hawking, no podemos sino extrañarnos al oír de boca de un físico declaraciones no basadas en datos científicos demostrables, pues su teoría de la presencia pasiva de Dios en la creación no responde a ninguna prueba empírica, y por tanto fuera del rigor que debe prevalecer en cualquier publicación científica.
Y es que recordamos cómo Sigmund Freud vaticinó la desaparición de la Religión antes del final del S XX, tal y como hicera igualmente Karl Marx; desgraciadamente para ambos, a final del S XX sus teorías en el campo de la psicología y de la política, respectivamente, han quedado ampliamente superadas, mientras que Benedicto XVI continúa llenando ciudades enteras a su paso. Y esto, amigos míos, es una teoría totalmente demostrable, incluso, científicamente.
Sin pretender en ningún momento (no tendríamos rigor ni fuerza científica para hacerlo) desmentir a Hawking, no podemos sino extrañarnos al oír de boca de un físico declaraciones no basadas en datos científicos demostrables, pues su teoría de la presencia pasiva de Dios en la creación no responde a ninguna prueba empírica, y por tanto fuera del rigor que debe prevalecer en cualquier publicación científica.
Y es que recordamos cómo Sigmund Freud vaticinó la desaparición de la Religión antes del final del S XX, tal y como hicera igualmente Karl Marx; desgraciadamente para ambos, a final del S XX sus teorías en el campo de la psicología y de la política, respectivamente, han quedado ampliamente superadas, mientras que Benedicto XVI continúa llenando ciudades enteras a su paso. Y esto, amigos míos, es una teoría totalmente demostrable, incluso, científicamente.
Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible...
ResponderEliminarCreo en un solo Señor, Jesucristo,(Señor de San Lorenzo)Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos.
ResponderEliminarCreer en Dios es un don con el que el Creador premia a algunos de sus hijos. Doy gracias al Señor cada día porque sostiene mi fe. Creo que sería muy desgraciado si me faltara, y pido al Señor del Calvario que me ayude a estar siempre a su lado y de su lado.
ResponderEliminarPPV
Precioso mensaje, PPV.
ResponderEliminarDesde luego que la fe es un don, e igualmente, yo también doy gracias a Dios por haberme otorgado dicha gracia, que tanto me sirvió cuando lo necesité.
Sin embargo, creo que es un don con el que premia a TODOS sus hijos, aunque algunos, por la propia condición de libres con la que hemos nacido, deciden no recoger.