El barrio de San Lorenzo, creado alrededor de la propia iglesia parroquial de mandara fundar Fernando III tras la conquista de Córdoba en 1236, vive sustentado en dos pilares: la parroquia y sus vecinos. De esta manera, entrar en San Lorenzo y visitar las hermandades del Calvario, Villaviciosa, Ánimas y Borriquita, así como las imágenes de Nuestra Señora de los Remedios, Nuestra Señora de las Montañas o la de San Lorenzo, nos da una idea de lo que podemos encontrarnos en el exterior, pues todas ellas, en mayor o menor medida, han forjado la identidad de la antigua collación.
Desde fuera, conocer a sus vecinos nos ofrece la oportunidad de entender la historia de este barrio. Sus calles, plazas, comercios, colegios. todo está plenamente acompasado en el barrio que vio nacer la devoción a San Rafael, que albergó talleres de imaginería, orfebrería, tallado... y que sigue viviendo como aprendió hace siglos; de cara a sus vecinos.
En el día de ayer, El día de Córdoba publicaba una noticia sobre una de estas vecinas, Encarnación Pérez, que tras 36 años tras los fogones de Casa Luis (frente a la iglesia de San Lorenzo), acaba de recibir el nombramiento de Señora de las Tabernas, concedido por el Aula del Vino.
Enhorabuena a Encarnación, y enhorabuena a todo un barrio que sigue apostando por su propia identidad.
La cocinera de San Lorenzo
El Aula del Vino nombra a Encarnación Pérez Señora de las Tabernas por su más de 36 años detrás de los fogones en el barrio · Su especialidad al frente de la taberna Casa Luis son los callosL. CHAPARRO. EL DIA DE CÓRDOBAEncarnación Pérez siempre ha estado ligada al mundo de las tabernas y de la cocina, en concreto, algo más de 36 años. Por ello, el Aula del Vino le concedió ayer el título de Señora de las Tabernas, un acto que se celebró en la bodega de Antonio Figueras y que reunió a un buen número de representantes del sector de la hostelería.
Desde bien joven, con apenas 18 años, Encarnación Pérez comenzó a trabajar en la taberna El Quini, ubicada en una gasolinera de la carretera a Sevilla. En ese mismo local trabajaba Luis López Garzón, un joven del que se enamoró casi al instante y que se convirtió en su marido a los 15 días de conocerse para sorpresa de sus familiares y amigos. El matrimonio dejó este local después de que el marido de su cuñada viera en ellos un futuro prometedor en el mundo de la hostelería y les cedería la emblemática Casa Manolo, en el barrio de San Lorenzo. Fue él, según relató la cocinera, quien dijo que si se casaban les daba el local sin poner ningún tipo de reparo. Y así fue cómo Encarnación Pérez fue gestando su particular historia en este barrio. Su platos fueron causando revuelo entre los parroquianos poco a poco y allí estuvo codo con codo durante 23 años con su marido.
Sin embargo, el matrimonio decidió cambiar de local y se instaló justo al lugar que ahora ocupa Casa Bartolo, a escasos metros de su actual ubicación -en la plaza de San Lorenzo-, donde continuó sirviendo sus ya archiconocidos callos, que es uno de sus platos estrella. Sin embargo, a los nueve meses de este traslado su marido falleció y allí estuvo trabajando "unos seis años", apuntó. Pasado este tiempo y como el local no era suyo, Encarnación Pérez decidió convertirse en su propia jefa y seguir adelante con el negocio pero de manera directa, así que compró el actual local, lo decoró a su gusto y le puso el mejor nombre que encontró con el que quiso rendir homenaje a su marido: Casa Luis.
Emocionada por recibir esta distinción, Encarnación aseguró que "no me lo esperaba después de tantos años en la cocina". El secreto del éxito de sus platos, confesó, "es hacerlos con cariño". A sus 64 años, la cocinera y propietaria de Casa Luis reconoció que seguirá al frente "mientras pueda seguir cocinando". Su día a día es bastante similar, aunque hay una cosa que no perdona: desayunar todos los días en la taberna -cerrada al público para ello- con Juan Antonio Díaz, su camarero y quien se hará cargo del establecimiento cuando ella no pueda. Como curiosidad, la homenajeada destacó que además de los callos, también se da muy buena mano para freír pescado y para hacer croquetas de bacalao que, a la postre, son los platos que más se sirven en Casa Luis.
Quien también tuvo unas palabras de agradecimiento para Encarnación fue el presidente del Aula del Vino, Manuel López Alejandre, quien recordó que antes de Casa Luis el local estuvo ocupado por Casa Gamboa.
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