Curiosidades de San Rafael (III)

Tras aquel acontecimiento, Córdoba decide “preparar fiestas” en acción de gracias por los grandes beneficios, si bien al ir llegando las noticias de las consecuencias en las provincias limítrofes, “un deseo unánime y general se apoderó de todo cordobés, acordando la traslación as nuestra suntuosa Basílica de las Sagradas Imágenes de Nuestra Señora de la Fuensanta, Excelsa Patrona de la Ciudad, de Nuestro Santo Custodio San Rafael, y de las Sagradas Reliquias de los campeones de la fe, los Santos Mártires de San Pedro, para tributarles solemnes fiestas de rogativa y acción de gracias por sus favores".

Magistral González Francés

Así, se celebraron dos fiestas, descritas como Solemnes y Grandiosas,  una a favor del municipio y la otra a favor del comercio de éste, llenándose en ambos casos las naves de la Catedral, lo cual se cerró entonándose un “Te Deum solemne de acción de gracias al Todo Poderoso”.

Trasladadas de regreso las imágenes a sus respectivos templos, la Hermandad de San Rafael dispuso que tuviera lugar la solemne fiesta de acción de gracias que suspendió el 15 de enero de de 1885.  De esta manera, al finalizar la fiesta celebrada en la iglesia del Juramento, para conmemorar tan venturoso suceso para los cordobeses, el Magistral Manuel Gómez Francés inició la idea de que se debería erigirle al Arcángel, por todos, “un trono de oro y plata, en que ostentoso se posara para recuerdo imperecedero, al par que como gratitud de tan inolvidable distinción”.

Esta iniciartiva tuvo una repercusión sin igual en nuestra ciudad, preparándose cada uno en la medida de su posibilidad, para con su ayuda realizar tan levantado propósito. De hecho, en el mismo mes de enero, un grupo de devotas ofrecieron su concurso para recorrer todas las casas de las collaciones de San Pedro y del Salvador en demanda de limosnas. Estas mujeres fueron imitadas por otras que se encargaron de hacer lo propio en los barrios restantes, dando Córdoba pruebas de “mística generosidad y amor a su Custodio”, según palabras de don Enrique Redel.

Plegaria a San Rafael. 1918