¡Ay de los que meditan maldades, traman iniquidades en sus
camas; al amanecer las cumplen, porque tienen el poder! Codician los campos y
los roban, las casas y se apoderan de ellas; oprimen al cabeza de familia y a
los suyos. (Mi 2, 1-2)
Espíritu Santo, danos valentía profética para denunciar los atropellos que sufren los pobres.
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