viernes, 17 de octubre de 2014

De la marquesa del Mérito, la casa del niño y otros orfanatorios cordobeses

Hace tan sólo unos días se publicaba en prensa local la noticia del nombramiento de Victoria Elena López de Carrizosa y Patiño, marquesa del Mérito, como camarera de honor de la Hermandad de la Quinta Angustia de Córdoba. El nombramiento se produjo el mismo día en el que se bendecía una saya para la titular de la antedicha hermandad, donación de quien ya en su día fuera madrina durante la bendición de la preciosa imagen de Juan Jiménez y Pablo Porras.

Saya donada por la marquesa del Mérito a la hermandad de la Quinta Angustia.
Fotografía: Perfil Facebook Hermandad Quinta Angustias

Toda esta información ha sido publicada con mayor detalle en varios medios de comunicación, por lo que hoy viajaremos de nuevo al pasado para recordar otras aportaciones del marquesado del Mérito a la ciudad de Córdoba; más allá de su colaboración en el manto de los dragones de la Virgen de los Dolores, del cual hablamos el pasado 4 de septiembre.

Para ello utilizaremos una columna publicada en diciembre de 1920 en el diario La Voz, firmada por el escritor Antonio Martín Torrente, y que bajo el título “A la Excma. señora marquesa del Mérito” nos describe parte de la relación que dicho marquesado mantuvo con la Córdoba de principios del siglo XX. No en vano, Martín Torrente recuerda “las empresas” en las que participó la marquesa, tales como la fiesta de la Paz, San Gerónimo, Venta Mona (con “tienda” o caseta de feria) o la colonia escolar del Cerro Muriano; destino vacacional de los niños sin recursos.

Martín Torrente, de viaje por España y de camino a Cádiz tras una estancia en Córdoba, invita a la marquesa del Mérito a que organice lo necesario para que regrese el esplendor a monumentos tan destacables como la Catedral, las puertas del Perdón, Medinat-Az-Zahra, Medinat-Az-Zahyra, la Sinagoga o la mezquita de Almanzor “sita en el Hospital de Agudos”. De todos los anteriores monumentos rescata descripciones de Amador de los Ríos, Aben-Adharí, Ramírez de Arellano, Abulfeda, Al-Maccari, Abenhayan o Aben Said, convirtiéndose el escrito, además de una exaltación del espíritu patrio cordobés, en una fantástica descripción de muchos de nuestros monumentos.

Termina Martín Torrente con las siguientes frases:

“Me diréis, Excma. señora, que lo que pido no es empresa para una débil mujer, y que en Córdoba hay hombres de gran valía para acometerla".

"Acordaos, no más, de qué débiles mujeres fueron Isabel la Católica, Santa Teresa de Jesús, y confesad conmigo que llevaron a término empresas inmortales no superadas por nadie".
"Ejemplo de esto lo tenéis en la Catedral de Madrid (Ntra. Sra. de la Almudena, frente al Palacio Real), precioso edificio estilo romántico, en cuya bellísima cripta ya se celebra culto religioso. Su construcción tardará años, pero no cesa. Lo inició y organizó los trabajos previos, movió voluntades, fomentó suscripciones, una débil mujer; la esclarecida Reina Regente María Cristina, que en vida casi verá terminada su genial iniciativa. Y Madrid contará con un monumento portentoso".

La respuesta de la propia marquesa del Mérito (Carmen López de Carrizosa) no se hace esperar, y tan sólo unos días más tarde contestó a Martín Torrente a través del mismo medio. Sin embargo ésta no pudo ser más sorprendente, pues lejos de valorar los méritos de sus acciones en beneficio del patrimonio material, derivó la atención hacia las facultades personales que llevan a las personas a la actuación social, cuya remuneración no es otra que el mero goce de ejercerlas. Dicho lo anterior, la marquesa se disculpa por desatender la invitación a tan desproporcionadas empresas, anunciándole su ocupación a favor de la Asociación de Obreras Cordobesas.

Bendición del edificio de la Casa del Niño, Fundación de la marquesa del Mérito, por el obispo Pérez Muñoz
Fotografía: ABC, 21 de enero de 1921
Y es que será tan sólo unos días más tarde, concretamente en enero de 1921 (según explicaba Jesús Cabrera en su artículo “Inauguración de la Casa del Niño”, publicado el 5 de enero de 2014 en ABC), cuando la marquesa del Mérito inaugure la Casa del Niño, lugar donde se cuidarían los hijos de las afiliadas a la asociación mencionada por la propia marquesa en su anterior artículo.

Tal y como el propio Martín Torrente imaginó, aunque para otras empresas muy distintas, la marquesa movió cielo y tierra con el fin de obtener los fondos necesarios para su puesta en funcionamiento; bien a través de suscripción abierta, bien a través de la organización de actos cuya recaudación iría destinada íntegramente a dicho fin.

Según explica Cabrera en su artículo, la Casa del Niño cumplió con los objetivos marcados hasta que el gobierno de Frente Popular le prohibió seguir con su labor, decisión que motivó su cierre al no ofrecerse alternativa alguna y ser insuficientes las cuotas individuales con que pretendían continuar numerosos particulares. Hasta entonces, la Casa del Niño atendió a miles de niños cordobeses, estando al frente de la misma mujeres tan destacadas en la sociedad cordobesa de la época como la marquesa de Santurce, Ángela López de Alvear, marquesa de Montemorana, Ángela Conde de Cruz Conde, y un largo etcétera.

Sin embargo el 6 de enero de 1937 se inauguró el orfanatorio de la Divina Providencia instalado en el antiguo edificio de la Casa del Niño, situado en la calle Alfonso XIII.

Arriba, detalle de las instalaciones de la Casa del Niño. Abajo, la marquesa del Mérito junto a las "damas" de la Asociación de Obreras Cordobesas.
Fotografía: ABC, 30 de enero de 1921
La idea del nuevo orfanatorio surgió de la hermana de San Vicente de Paul sor Amalia Verdugo, superiora del Hospital Provincial, quien quiso disponer de esta manera de cierto amparo para los niños “desgraciados”, y contando con la ayuda de multitud de donativos particulares y la ayuda del Jefe del Orden Público de la provincia y comandante de la Guardia Civil Bruno Ibáñez Gálvez; de infausto recuerdo para los cordobeses, por cierto.

Las nuevas instalaciones contarían con espacio para 100 niños y 100 niñas, a los que se les facilitarían dos comidas diarias así como clases a cargo de las Hermanas de la Caridad. Los gastos de su funcionamiento correría por cuenta de la Diputación Provincial

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