Desde la calle de la Banda, recordada en el Episodio XXVI, retomamos nuestro paseo por San Lorenzo; y estén ustedes atentos, porque aunque sea un paseo muy corto, don Teodomiro Ramírez de Arellano nos hace una pequeña mención a la casa de Hermandad del Resucitado (cuya titular mariana era por entonces la Virgen de la Luz, imagen proveniente de una pequeña ermita que existió en la Cuesta del Bailío), con antigua sede en nuestro barrio.
La calle donde nos encontramos vuelve a las Costanillas, como si dijéramos las Cuestezuelas, y en este ángulo de la población encontramos varias vías, todas muy cortas y que han ido tomando los títulos de las personas más notables, o cualquier otra cosa que en ellas ha habido.
Tenemos calle de las Rosalas, por el apellido Rosal; Rivas y Palma; Juan Tocino, de que ya hablaremos; Hornillo; Pozo de dos Bocas, por uno de noria dividido en dos; Guzmanas, por el apellido Guzmán, cuyos señores tuvieron allí una de sus casas; Huerto Hundido, por uno que carece de tapias y está convertido en plazuela hace un siglo; Resucitado, porque dos de sus casas eran de la hermandad que hay en Santa Marina; Montañas, antes de San Martín, por la iglesia de este título en la calle del Montero; Huerto de los Aldabones, por unos muy grandes y antiguos que tenía en la puerta, así como en el interior había unas inscripciones romanas que hoy están en el Museo provincial, y Nieves Viejas, porque fue donde primero estuvo este convento, y algunos le dicen de Anquea; en esta calle vivió don Francisco del Rosal, autor del Diccionario etimológico.
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