En la propia calle Montero, nos encontramos, una vez más, con los restos de un antiguo templo retirado del culto. Tras varias vicisitudes, incluidos los efectos de las desamortizaciones, el inmueble se vendió por partes, se destinó a carpintería, e incluso a cochera. Sin embargo, la visión en pleno S XIX del mismo por parte de don Teodomiro, era la siguiente.
Ya que en este sitio nos encontramos y frente a la pequeña ermita de Nuestra Señora de las Montañas, cuya modesta fachada nada ofrece de particular, justo será le dediquemos algunas líneas para que nuestros lectores sepan algo de todo cuanto vean en Córdoba cuando tengan la humorada de visitar estos apartados barrios.
El origen de este edificio se pierde en los misterios de la antigüedad. La primera vez que lo hallamos es con el título de hospital de San Martín, siendo después hospedería de los ermitaños de la Albaida, teniendo también allí su archivo, que en 1716 se llevó al desierto de Belén, a excitación del hermano Francisco de Jesús, y con autorización del provisor don Manuel González Benito, y en 1831 trasladaron su hospedería a la puerta de Osario, donde aún existe, y de la que en su lugar hablaremos. Casi desde entonces está al cuidado de una cofradía de Nuestra Señora del Rosario, con la advocación de las Montañas, que aquéllos tal vez le darían, y de este modo se costea el poco culto que se la rinde.
La iglesia, como hemos dicho, es muy pequeña, con tres altares, viéndose en el del centro la dicha imagen, por cima San Martín, y a los lados San Juan y la Magdalena. Los otros dos están dedicados a un Ecce Homo y San José. Entre éstos y la puerta se ven otro San José y una Virgen en lienzo, colocados en dos grandes y bien tallados medallones; hay algunas otras pinturas de escaso mérito. La casa era muy grande, como para un pequeño hospital, pero cuando la desamortización la dividieron y fue enajenada casi en totalidad.
Cuando don Teodomiro nos habla de que el inmueble era hospedería de los ermitaños de la Albaida, tal vez nos esté dando la pista del origen del nombre de Nuestra Señora de las Montañas. Y es que no sería de extrañar que si este lugar era utilizado en sus estancias en la ciudad por los ermitaños de la Albaida (o de las ermitas de Nuestra Señora de Belén, como se conoce actualmente), seguramente viene de aquí el cambio popular de advocación, para referirse a los pobladores de la sierra cordobesa, dejando atrás el nombre originario de San Martín.
Las ermitas de Córdoba, bajo el nombre de Nuestra Señora de Belén...
ResponderEliminar¿Hay algún lugar en Córdoba más entrañable?
Y que agua más fresquita en los botijos que los ermitaños tienen preparados a los ciclistas y caminantes que llegan hasta las Ermitas.
ResponderEliminarEn algún momento podríamos hablar de las Ermitas, ya que su historia lo merece. Hasta entonces, recordad lo que dice un escrito a la entrada:
ResponderEliminarComo te ves yo me vi
Como me ves te verás
Todo para en esto aquí
Piénsalo y no pecarás