Para ir finalizando con el paseo alrededor del Hospital de Jesús Nazareno, y con todo lo relativo al hermano Cristóbal de Santa Catalina, Hermandad del Nazareno... etc., haremos un último paseo por la breve historia del hospicio para mujeres de mala vida, como se le llamó en su momento.
En 1683 el corregidor don Francisco Ronquillo y Briceño, que tan buenos recuerdos dejó en Córdoba con su amor a las mejoras, concibió la idea de recoger todas las mujeres de escandalosa vida en un hospicio, donde se les instruyese en labores propias de su sexo. Compró en 9.900 reales unas casas contiguas a este hospital, hizo la obra necesaria, en que se gastó hasta 23.000 reales -que sufragó la Alhóndiga con los derechos de la venta de vinos forasteros-, e invitó al hermano Cristóbal de Santa Catalina a hacerse cargo de aquel cotarro.
Aceptado, dio principio la reclusión, reuniendo hasta cuarenta mujeres de lo más perdido y desalmado que había en Córdoba. Allí se les obligaba a rezar y tejer tela basta para sus vestidos, y se les enseñaba a hacer encajes y otras manufacturas, hasta un día que, no queriendo sujetarse, se reunieron tumultuariamente y se fugaron de la casa; sujetóseles por el pronto, mas a poco repitieron el alboroto y quedó desierto aquel establecimiento, incorporando el edificio al del hospital, del que forma parte.En estos últimos años, siendo director don Francisco Solís, se han ampliado las enfermerías, en las que se asisten 70 mujeres impedidas, y se han hecho otras muchas e importantes mejoras.La vida del hermano Cristóbal de Santa Catalina fue escrita por el beato Francisco de Posadas, e impresa en un tomo en cuarto. También la escribió el doctor don Julián Díaz Serrano, y se imprimió en Córdoba, calle del Cister, en 1740.
Grabado de Cristóbal de Santa Catalina. Pg. 4 del escrito: Reglas y constituciones que han de guardar, los Hermanos del Orden Tercero del Seráfico Padre San Francisco, que affiften en la Caffa y Hospital de Jesús Nazareno de la ciudad de Córdoba, de Pobres incurables, y Niñas Huérfanas, que fundó el Uenerable Padre Cristoual de Santa Cathalina. Impreso en Córdoba, en 1693
Vaya, no es tan mala la Iglesia como dicen
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