El Señor de los Toreros (Cap. I)

Cuando aunamos en Córdoba el mundo taurino con el cofrade, la primera imagen que ronda nuestra cabeza es la impresionante talla de Jesús Caído, el Señor de los toreros califas.

Capote de Paseo con el rostro de Jesús Caído. 

Foto: www.jesuscaido.org

La vinculación de la cofradía de Nuestro Padre Jesús Caído y Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad con el gremio de los toreros, se remonta a los orígenes de la cofradía fundada mediado el siglo XVIII en el Convento Carmelita Descalzo de San José (actualmente Iglesia de San Cayetano), el cual se encuentra situado muy próximo al barrio del Matadero Viejo; llamado así por la antigua existencia de un matadero, aunque dicha denominación quedo olvidada tras la desaparición de éste.

El barrio del matadero lo constituían cinco manzanas de casas (habitadas por vendedores de carnes, tratantes de reses y carniceros del matadero) a extramuros de la ciudad, que cubrían el entorno delimitado por La Torre de la Malmuerta, Campo de la Merced y vías de ferrocacil; todo ello pertenecientes al barrio de Santa Marina.

El continuo trato con las reses bravas y los infantiles juegos de los niños imaginando tardes de gloria sobre el albero, hizo que la afición por la tauromaquia encontrase su lugar de nacimiento en Córdoba. Muchos de los muchachos del barrio, que aprenden a lidiar de inmediato en el mismo matadero, acabarán tomando la alternativa, e incluso algunos de ellos siendo figuras de renombre.

Foto: Barrio del Matadero Viejo, con la Torre de la Malmuerta y el Convento de San Cayetano (San José) al fondo.

La mayoría de toreros cordobeses nacen en este barrio, pudiendo mencionar entre otros a: Rafael Bejarano, Francisco González Pachón, José Dámaso Rodríguez “Pepete” o Rafael Molina “Lagartijo”, entre otros.

Por lo tanto es la ubicación de la cofradía, muy próxima al barrio del matadero lo que llevara a la estrecha relación entre los toreros y la imagen de Jesús Caído.