Sobre 1880 se hizo cargo de la cofradía, tras fallecer el anterior Hermano Mayor, el ya citado Rafael Molina Sánchez “Lagartijo”, coincidiendo con un tiempo de bonanza y auge para la corporación Carmelita.
“Lagartijo” se convirtió en un gran devoto de Jesús Caído tras encomendarse a Él a raíz de sufrir una grave cornada en 1884 y salir indemne de aquel percance. En agradecimiento encargo una túnica de terciopelo morado con bordados en oro que provenían de capotes que él mismo donó y que sigue luciendo el titular de la cofradía cada Jueves Santo; a pesar de haberse pasado el bordado a terciopelo nuevo debido al estado de deterioro en el que se encontraba el original.
Durante los años postreros, finales del siglo XIX y principios del XX, diversos toreros locales, subalternos así como gente vinculada al mundo del toro, siguieron ligados muy estrechamente a la cofradía.
Después de unos años de decadencia y pasada la guerra civil, la semana santa cordobesa vuelve a tener un nuevo realce. La Hermandad del Caído pone sus ojos en un hermano del barrio de Santa Marina, Manuel Laureano Rodríguez Sánchez; aquel chico que unía sus apellidos a la tauromaquia y a la hermandad de Jesús Caído desde niño, y que convertido ya en un hombre, empezaba a vislumbrar el futuro que tenia en los ruedos.
En 1939 Manolete es elegido hermano Mayor del Caido. “El Monstruo” incorpora a su junta de gobierno a miembros ilustres de la cofradía, así como a personajes de su confianza, como por ejemplo su hermano y apoderado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario