El 24 de febrero de 1940, tras su peregrinación por las parroquias de San Andrés, San Lorenzo, incluso por los domicilios de don Juan Calero Cantarero (elegido posteriormente primer hermano mayor) incluso de su autor, don Juan Martínez Cerrillo, la Virgen de la Paz y Esperanza llegaba definitivamente a la Iilesia conventual del Santo Ángel, en la plaza de los Padres Capuchinos de Córdoba.
Virgen de la Paz y Esperanza a su llegada a Capuchinos el 24 de febrero de 1940 |
De esta manera, aquel día fue trasladada la bendita imagen desde la parroquia de San Lorenzo hasta la plaza de Capuchinos en unas sencillas parihuelas, para justo delante del mal llamado Cristo de los Faroles (ya hablaremos más adelante de su verdadera advocación), ser entregada a los hermanos franciscanos del Santo Ángel, quienes fueron los encargados de llevarla hacia el interior del convento.
Perfil de la Nuestra Señora de la Paz y Esperanza en 1940 |
Y aunque siempre se ha dicho y repetido que la hermandad fue fundada por excombatientes de la guerra civil española, don Pedro Cabello, cofundador de la hermandad, desmentía este dato en un artículo publicado en el boletín de la Hermandad de la Paz y Esperanza de 2008:
El Domingo de Ramos del año 1939, cuando la Guerra Civil daba sus últimos coletazos, un grupo de amigos (no excombatientes como en repetidas ocasiones se ha dicho) nos reunimos en la sacristía de la Iglesia de San Juan de Letrán, tristemente desaparecida y situada en la plaza del mismo nombre en el corazón del barrio de San Lorenzo; y digo excombatientes porque si bien yo que era el benjamín, sólo tenía trece años, el resto no llegaba a los dieciocho.
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