Jóvenes y Cristianos

En muchas ocasiones se tilda a los jóvenes de inmóviles y lacónicos, y al escucharlo, se me vienen a la mente algunas imágenes publicadas recientemente en distintos medios de comunicación, en los que se ve precisamente a los jóvenes en una actitud absoluta de movimiento y por supuesto diciendo mucho, aunque tal vez coincida con lo anterior, con pocas palabras.

Foto: A.M. Aguilera. ABC Córdoba

Más allá del movimiento cofrade, de los costaleros, de las bandas y de los estrenos, son precisamente aquellos jóvenes los que han salido de su partida de PS2 y de su botellón (¿serán los mismos jóvenes?), para recibir el testigo que a cada uno de ellos dejara el Santo Juan Pablo II (recordemos que en la historia ha habido Santos incluso antes de que se les haya reconocido como tales, como por ejemplo San -Beato- Álvaro de Córdoba) y decir, sin estridencias, que la Cruz es el camino.

No vemos en las fotos que ninguno de esos jóvenes parados, inmóviles, de un paso atrás para que otro cargue con su parte, sino todo lo contrario, jóvenes que levantan sus brazos para que en ellos descanse el peso de los demás.

No vemos en esas fotos que se trate de una sola hermandad la que lo organiza, sino que todos se unen a la Vía de la Cruz, con sus distintivos de su grupo Scout, de su barrio, de su hermandad, de su parroquia... porque la unión de todos ellos, mantiene la Cruz siempre en alto

Y por supuesto no vemos en esas fotos que la Cruz cree rechazo, ni ampollas, ni abra heridas, porque la Cruz de los jóvenes sigue siendo, dos mil años después, la luz que ilumina el camino. Más allá de los pueblos y ciudades donde otras luces efímeras nos despistan y nos vuelven autómatas, entonces creo que sí, inmóviles y lacónicos.

En muchas ocasiones se ha dicho que las cruces debieran salir de los colegios, hospitales, oficinas... ¡QUE LAS SAQUEN, SIN MIEDO. LOS JÓVENES ESTÁN ESPERANDO EN LA PUERTA PARA RECOGERLAS!