A nadie se le escapa que últimamente han florecido de manera veloz una nueva especie alrededor de nuestros cortejos penitenciales. El servidor, tal como se le conoce y anuncia la placa identificativa que lleva en la solapa (en ocasiones de un tamaño considerable que llega a ocultar la medalla de la cofradía) suele tener como misión ir por delante de la Cruz de Guía y observar que ningún obstáculo interfiera en el normal desarrollo del desfile procesional, recoger túnicas de los hermanos que abandonan el cortejo, vigilar los tramos infantiles, reponer algún que otro cirio y un largo etcétera de responsabilidades atribuidas en la mayoría de los casos por el responsable de la estación de penitencia.
Por desgracia, en muchos casos este hermano se dedica a pulular por las calles que transita su hermandad como un espectador más, animador de la cuadrilla de costaleros y algún que otro menester que nada tiene que ver con la misión que tenía encomendada.
Con esta entrada no queremos ni mucho menos desmerecer a aquellos que de forma abnegada deciden no vestir la túnica y ocupar este puesto para ayudar a la hermandad en la calle y para muestra el siguiente vídeo, donde dos servidores de la hermandad sevillana del Baratillo "ayudan" al paso en la entrada en la Capilla. Puede que estos señores llegaran a su casa con algún que otro moratón. Observen la escena a partir del minuto y veinticinco segundos.
A nuestros servidores, los que cada Miércoles Santo acompañan a Nuestros Titulares con su abnegada y desagradecida dedicación.
Está claro que la laor de los servidores no debe obstaculizar el normal desarrollo de la estación de penitencia. Yo como antiguo nazareno en un principio no estaba muy convencido de la utilidad de esta figura. Me convencí de su necesidad al enfermar una chica que iba de nazarena y ser inmediatamente atendida por uno de estos servidores, labor que se hace muy diicil llevando túnica y capirote..
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