jueves, 31 de mayo de 2012

Procesión Oficial del Santo Entierro 1938 (V)

Pocos días en Córdoba han sido tan completos como aquel Domingo de Ramos 10 de abril de 1938, continuando las crónicas de la época con el anuncio del besapiés al Cristo de las Angustias, en San Agustín, y que como curiosidad podemos decir que durante el acto, se encontraba en los brazos de su madre. El acto comenzó a las 10:30 horas extendiéndose hasta bien entrada la noche, con parada a las siete de la tarde para la función principal. A guisa de dosel se colocó uno de los frontales del palio, teniendo por fondo el techo que estrenaría ese mismo año, el cual estaba pintado sobre raso de seda y terciopelo morado, resultando muy artístico. Dicho palio estaba rodeado de flores, luces, banderas nacionales, de F.E.T. y de la propia hermandad. 
Besapiés Cristo de las Angustias 1938.
Y por si no fuera poco todo lo vivido aquel Domingo de Ramos, también se vivió el Triduo de Pasión al titular de la hermandad del Santo Sepulcro en la parroquial de El Salvador y Santo Domingo de Silos, delante de cuyo altar se levantó un altar con fondo de paños de terciopelo negros, galonados de plata y dosel del mismo tejido, bajo el que aparecía "el símbolo de la religión cristiana" cubierto por un velo de seda morado. El servicio del altar era todo de plata cincelada, luciendo ricas telas de raso y tisú de oro en el frontal. Ante el altar y sobre un templete cubierto de paños de terciopelo negro, galoneados de oro, el Santo Sepulcro descubierto con el cuerpo del Cristo Yacente, sobre ricas sábanas de encaje y envuelto en fino sudario.

Rodeaban al sepulcro hermosos candelabros con blandones, estando el Cuerpo de Cristo iluminado por potentes reflectores eléctricos. Se completaba la imagen con el estandarte de la hermandad y dos almohadones sobre los que aparecían la corona de espinas y los clavos. 

Cristo Yacente de la Hermandad del Sepulcro durante los años 20
Se comentó en las crónicas que al primer acto del triduo asistieron gran número de hermanos vistiendo el manto reglamentario. Tras el Rosario y las Letanías se efectuó el ejercicio del Vía Crucis, tras lo cual el párroco y Hermano Mayor, don José Torres Molina, dio un sermón sobre los cultos que se celebran. Finalmente se cantó el miserere.

El "desfile" de fieles duró desde la cuatro hasta bien entrada la noche, salvo en las horas de la función religiosa.

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