miércoles, 26 de septiembre de 2012

Curiosidades de San Rafael (I)

Cuando Córdoba vive los días previos a una nueva salida procesional de San Rafael, en Costaleros del Calvario proponemos varios paseos por historias olvidadas en las hemerotecas, archivos y sobre todo el corazón de nuestros abuelos, a través de los que iremos recordando algunos de los hechos más significativos en esta larga relación que mantiene a Córdoba unida a su Arcángel Tutelar, y que sólo con su conocimiento y transmisión, podrá ser recibida por nuestros hijos.


San Rafael Arcángel, por Valdés Leal. S XVII



Nadie puede tener dudas de la protección que el Arcángel San Rafael viene ofreciendo a la ciudad de Córdoba desde hace siglos. Tanto es así, que el propio Arcángel se presentó a Simón de Sousa la primera vez (S. XIII) , y al presbítero Andrés de Roelas la segunda (S: XVI), para manifestarles la confianza que debían tener en él tras ser el encargado de velas por la seguridad y salud de la ciudad; como si de una recreación del pasaje de Tobías se tratase.

Sin embargo, cuentas las crónicas que nuestro augusto mediador abrió sus alas protectoras sobre Córdoba en más ocasiones de las arriba indicadas, lo cual reforzó aún más, si cabe, la fe de nuestros abuelos en la Medicina de Dios.

Cuentas las crónicas, que no la leyenda, que durante la noche del jueves 25 de diciembre de 1884, a las 21:08 horas (según el Instituto Andaluz de Geofísica), se sintió en Córdoba un fortísimo terremoto, el cual pudo igualmente sentirse en el resto de Andalucía, con predominio en la parte Oriental. El epicentro del terremoto se dio en Arenas del Rey, Granada, alcanzando una magnitud de entre 6,2 y 6,5 en la escala Richter durante los más de 20 segundos que duró. El total de víctimas ascendió a unas 1.000-1.200 (según la misma fuente)

Ruinas de la iglesia de Zafarrayas tras el terremoto de 1884

A dicho terremoto le siguieron varias réplicas, algunas de bastante intensidad, por lo que muchas familias decidieron “vivir” en la calle durante los días posteriores al de Navidad de aquel 1884. Los que prefirieron seguir en sus hogares, lo hicieron con las puertas abiertas por miedo a quedarse atrapados tras un posible derrumbe. Las nevadas que azotaron algunos pueblos de la sierra granadina hacían insostenible la situación, si bien el miedo a las réplicas pudo más que el frío.


Ruinas en Albuñuelas tras el terremoto de 1884
Daños en Antequera tras el terremoto de 1884
Debido a las malas comunicaciones de la época, hasta dos días más tarde, 27 de diciembre de 1884, no se conoció la verdadera magnitud de la catástrofe, enviando ese mismo día la Diputación Provincial de Granada una comisión informativa que recogió lo sucedido. Dos días más tarde, el 29 de diciembre de 1884, el periódico El Defensor de Granda pidió auxilio en prensa nacional, lo que se interpretó en Madrid como una exageración andaluza, lo cual no hizo sino empeorar aún más la situación de los supervivientes. 

Daños en Murchas tras el terremoto de 1884, donde el 90% de las casas se derrumbraron.
Finalmente, el propio monarca Alfonso XII tuvo a bien visitar la zona para comprobar, in situ, el alcance del seísmo.

Visita de Alfonso XII a Periana tras el terremoto de 1884
Daños en Arenas del Rey, epicentro del terremoto de 1884

Placa en la Iglesia de Santa María la Mayor de Alhama (Granada)

4 comentarios:

  1. Muy buena entrada. Estos datos siempre son buenos para saber el porqué de la historia de una devoción tan arraigada en Córdoba.

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    1. Daniel, en entradas sucesivas se irá explicando las consecuencias que dicho terremoto tuvo en Córdoba, así como la intercesión que tuvo nuestro augusto custodio.
      Gracias por tu comentario.

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  2. Me ha dejado el articulo un poco a medias, espero con ansia la segunda parte

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