Qué gran pérdida sufrió Córdoba cuando dejó caer, y no sólo físicamente, sino incluso en el olvido, el Convento de Santa María de Gracia. Ya no se volverán a oir los cánticos de las Hermanitas al paso de Nuestro Señor del Calvario, y como recuerdo de aquello, tan sólo nos queda la desolada puerta de lo que fuera la entrada al cielo, mil veces maltratada por las obras y el Carnaval (ironías del destino).
Sin embargo, Paseos por Córdoba nos detalla los momentos de su fundación, para que como escritura sobre mármol, nunca olvidemos lo que fue, y por voluntad propia de Córdoba, dejó de ser.
Don Pedro Ruiz de Cárdenas, alcalde mayor y veinticuatro de Córdoba, de quien dijimos en el paseo anterior que casó con doña María Fernández de Arenillas, no logró sucesión en su matrimonio, y deseando emplear sus bienes en alguna obra meritoria, en 16 de enero de 1475 otorgó su testamento ante Diego Correa, mandándose enterrar en la capilla de Santa María de Gracia, en los claustros del convento de San Agustín, y que sus casas principales en el barrio de San Lorenzo, linderas con las de Alfonso Sánchez de Castro, otras de Cárdenas y el arroyo, fuesen para fundar un colegio de doce mujeres honestas, por las ánimas de don Pedro Fernández de Córdoba y doña Elvira de Herrera su mujer, las de sus padres, hermanos y parientes.
Dejoles situados doce cahíces de pan terciado sobre el cortijo de Guadatín, otras casas en el barrio de San Nicolás de la Ajerquía, un mesón y otras casas en Barrio Nuevo, hoy calle de Maese Luis y dos mil maravedises de renta sobre otros bienes. Dispuso que once de aquéllas fuesen llamadas hermanas menores, y por hermana mayor y patrona nombró a su mujer, tras ella a su sobrina doña Elvira Fernández de Córdoba, hija de su hermana doña Leonor Sánchez de Cárdenas, y que después fuese hermana mayor una matrona noble de las de su linaje nombrada por elección entre las once y que tuviera el patronato su sobrino Luis Gómez de Cárdenas y sus sucesores, a favor del cual fundó también un mayorazgo con los demás bienes que poseía.
En 23 de febrero de 1488 tomó posesión de la plaza de hermana mayor la expresada doña Elvira Fernández de Cárdenas, y he aquí el principio del convento de Santa María de Gracia, en que después se convirtió aquel beaterio, cuyo patronato conservan los señores Cañaverales, teniendo derecho a dar varias plazas de religiosas los señores Bodaña y los condes de Villanueva de Córdoba y de Prado Castellano.
Fotografía: Diario de Córdoba, 1983
La puerta del Cielo se abre y deja ver a María, pero nosotros los hombres con nuestros pecados hemos destruido hasta las mismas puertas del Cielo.
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