lunes, 22 de febrero de 2010

Paseos por San Lorenzo (Episodio V: La Iglesia de San Lorenzo IV)

     La iglesia de San Lorenzo fue, es y seguirá siendo para todo su barrio, un auténtico referente arquitectónico. La ausencia de edificios de más de dos plantas a su alrededor, hacen que la parte más alta del templo pueda contemplarse desde casi cualquier rincón de la antigua collación fernandina.

     Sin embargo, esta característica unida a otras condiciones arquitectónicas específicas del edificio, no siempre han sido buenas para el edificio principal. Y como muestra, recordamos lo que Ramírez de Arellano nos cuenta a cerca de los rayos e incendios en San Lorenzo.


En uno de ellos hemos visto una nota en que se consigna que en la tarde del día 22 de mayo de 1815 se sintió una gran tormenta, y estando refugiados en el pórtico una porción de hombres, entre ellos el teniente cura de aquella parroquia, don Manuel Prieto, cayó un rayo con tanta violencia sobre el San Lorenzo que había en lo alto de la torre que lo partió y derribó medio sobre el pórtico, cuyo techo horadó, yendo a dar en el suelo, casi en los pies del expresado sacerdote. La escultura fue colocada en su sitio, poniéndole una piedra redonda por cabeza, la que otros rayos han derribado después.

Esta torre es el punto más combatido en Córdoba por las exhalaciones. Deben influir en esto dos circunstancias: primera, ser el edificio más elevado de todos aquellos alrededores, llanos en general; y segunda, la gran cantidad de hierro con que toda la torre está encadenada, y una gran barra formando punta que sostiene la escultura. En 1863, a las oraciones y en el momento de ir a un bautismo, cayó una centella que, bajando casi por el sitio de las cuerdas de las campanas, derribó algún material, el que hirió a uno de los dependientes.

En 1687 se pensó celebrar la fiesta de San Lorenzo, y al efecto se iluminó la torre en la noche del 9 de agosto. Se infiere que alguna de las luminarias se caería en la bóveda, cuando ésta principió a arder, sin que nadie se apercibiese de ello hasta que el fuego tomó grandes proporciones; así es que las campanas de la Magdalena y San Andrés fueron las que dieron el aviso. Con este motivo acudieron muchos operarios, lográndose al fin salvar una gran parte del templo y sacar el Sacramento, que trasladaron a los Padres de Gracia.

La reedificación se llevó a cabo bien pronto, gracias al empeño que demostró el corregidor y justicia mayor de Córdoba don Francisco Ronquillo y Briceño, a quien ayudó todo el vecindario. Sobre este suceso escribió un canto, que titula poema, don Jerónimo Rafael de Estrada, y fue impreso en Córdoba por Francisco Antonio de Cea y Paniagua, presbítero, en el mismo año.

En esta iglesia fueron bautizados el doctor don Gonzalo Serrano, que nació en 5 de noviembre de 1670; el hermano Francisco de Jesús, gran reformador de los ermitaños, que nació en 7 de junio de 1673, y el padre maestro fray José de Jesús Muñoz Capilla.

El personal actual de esta parroquia es de un rector, dos coadjutores y los dependientes de reglamento. En lo antiguo tuvo una rectoría, seis beneficios, un préstamo y dos prestameras.


Fotografía: Archivo Municipal de Córdoba. Autor: Ladis hijo

     Aún cuando el recuerdo de estos acontecimiento no sea el más agradable, también estos hechos conforman la historia de nuestro querido barrio. 

1 comentario:

  1. Pues me gusta más la fachada antigua que la actúal. A veces el paso del tiempo no mejora, si no que empeora.

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