Muchos de los recuerdos cofrades que permanecen en la memoria, provienen de la mezcla de sensaciones que confluyen al vivirlos. La luz, el incienso, la música...
Sin embargo, gracias a los fotógrafos podemos recordar como propios aquellos recuerdos que no vivimos en primera persona, pero que se graban igualmente en nuestra memoria colectiva, pues los configuran la visión propia de una persona que los cede para el disfrute del resto.
Por ello, no sólo debemos recordar la imagen que dichos recuerdos impresos encierran, el año o el rincón concreto donde fueron capturados, sino sobre todo, el dueño de dichas memorias, pues sólo así podríamos entender qué representan, quién dio relevancia a aquellos detalles, y sobre todo, quién decidió hacer público su personal visión de nuestra Semana Santa.
Foto: José Ramón Gómez Barea |
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