El pasado domingo, día 27 de febrero, nuestro hermano David S. Pinto Sáez abría el cofre donde guardaba celosamente el secreto de San Álvaro y que exaltó con gran literatura y profunda religiosidad.
La cerradura se abría tras introducir en ella la llave de la oración al Señor San Rafael como así la rezaba don Manuel Antonio Ramírez y Góngora a finales del siglo XVIII.
Ya dentro del cofre David nos enseñó el pliego con las virtudes de San Álvaro, su bajeza y su grandeza.
La bajeza mostró como San Álvaro se postró ante las humillaciones humanas para llegar a los más necesitados de Fe, siempre con la Palabra y la Verdad como escudo.
Y la grandeza de San Álvaro, laberinto de oración de catorce caminos que nos conducen a la cima de la Verdad, donde está el más Grande entre los Grandes, el Rey de Reyes.
Nuevamente, querido hermano, muchas gracias por tu enseñanza sobre San Álvaro de Córdoba.
Mi gran éxito, sin duda, es el haber llenado un Santuario con verdaderos amigos y hermanos.
ResponderEliminarGracias a todos los que quisisteis estar junto a mí, viniendo desde Algeciras, Puente Genil y Córdoba; aquella a la que San Álvaro tanto amó.
Gracias por la entrada!