miércoles, 11 de mayo de 2011

Nuestra Señora de la Purísima Concepción de Linares (VI)

Si hay un lugar en Córdoba digno de ser visitado, éste es la confluencia de las calles Lineros con Candelaria; allí donde la sombra de las alas de San Rafael nos protegen y donde se recuerda a todo el que pasa que "más los que cometen pecado e iniquidad enemigos son de su alma".

El único retablo que quedó en pié tras el paso por Córdoba de don Ángel Iznardi, en 1841, guarda una pequña hornacina enrejada, que si bien hoy en día custodia una pequella imagen de María Inmaculada, en su día y hasta su robo hace tan sólo unos años, fue el lugar en el que los cordobeses rezaron a una pequeña imagen de Nuestra Señora de la Purísima Concepción de Linares.


La imagen de la Virgen de Linares del retablo de San Rafael, obra de Lorenzo Cano, era llevada cada mes de mayo a la entonces iglesia de San Pedro el Real, actual parroquia de San Francisco y San Eulogio, donde se oficiaba una fiesta con sermón, tras el cual regresaba a su hornacina.

El retablo, con el Arcángel Custodio de Córdoba, los Copatronos de la ciudad (San Acisclo y Santa Victoria, con la única falta de La Virgen de la Fuensanta) y el recuerdo de la Virgen de Linares, desde luego merece más de una visita.

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