martes, 16 de octubre de 2012

Hoy quisiera explicarte tantas cosas...

El verdadero sentido de la Semana Santa, tal y como muchos han manifestado en multitud de ocasiones, no son las palabras del pregonero en un auditorio lleno, ni las imágenes captadas por el fotógrafo justo en aquel inolvidable momento, sino que es el sentimiento mudo y sincero de los que la viven y la sienten en cada momento.



Por ello hoy presentamos un breve texto escrito por uno de nuestros costaleros, que nos demuestra que más allá de pregones, bandas y fotógrafos, la Semana Santa es algo que se siente y se lleva dentro.

Gracias Juan Luis por compartir con nosotros este precioso texto.

Hoy quisiera explicarte tantas cosas, que mi corazón hoy se convierte en lágrima viva que desgrana todos los sentimientos que en mi memoria se agrupan como claveles que forman cada rincón de tu canasto.

Nuestro encuentro fue un Miércoles Santo en el que tú, pasaste por mi lado llamándome con tu Dulce Mirada. No sabía bien qué querías de mí. La luna reflejaba tu cara, la noche se abría hacia tus pasos, los luceros parecían que fueran uno más de tus candelabros, debajo te rezaban tus costaleros…

Ignorante de mí no percibía que tú querías que me acercara más a ti, querías que me forjara con tus hijos, querías que fuera cada uno de tus pasos, querías que fuera uno más de los testigos que pregonara allá por donde fuera tu semblante y caminar divino…

Pero como tantos hijos tuyos, a los que los llamas para darles un hueco en el mismo cielo, no me dí cuenta de que tú me hablabas para ser fiel testigo de tus palabras… 
Y ahora Señor… No puedo alejarme de tu vera.

Tú, me enseñaste a rezar las catorce estaciones del Mayor Dolor de una Madre.

Me enseñaste que llevarte cada Miércoles Santo es tan sólo una parábola de lo que es la vida.

Me enseñaste, que al igual que a tus plantas, hay momentos buenos, calles estrechas, baches, momentos en los que parece que no podemos más, pero que para eso a nuestro lado, tenemos a nuestros hermanos, símbolo de cristiana caridad. En aquellos momentos malos sé que me hablas, puedo ver que llevas todos los pecados del mundo y aún así mantienes tu serena y dulce mirada. O bien me recuerdas que por muy mal que esté el camino, tú siempre vienes arriba conmigo. 

Por eso… no puedo alejarme de ti…

No puedo alejarme de aquel padre que besa a su hija a tus plantas diciéndole cuánto la quiere.

No puedo alejarme de aquel hijo que agarrado a la manigueta, se acerca a su paso deseando saber qué se siente, mientras que su padre sueña con llevarlo algún día con él debajo. 
No puedo alejarme de aquella levantá pidiendo por el hijo que espera el padre que viene a mi lado.

No puedo alejarme de aquel contraguía que cuida con mimo a sus hijos procurando que no les falte de nada. 
No puedo alejarme de aquella niña que levanta el faldón, que junto a su padre se acuerda de todos ilusionada.

No puedo alejarme de los consejos de mis buenos maestros.

No puedo alejarme de aquella madre que llega a la calle la Feria a traerle bocadillos a su hijo. 
No puedo alejarme de aquellos a los que un día conocí y hoy son una familia aún más que amigos. 
No puedo alejarme de la voz que fuerte grita con el corazón, que debajo ya se va viendo en San Lorenzo su rosetón. 
No puedo alejarme de aquel capataz que reza, allá por el realejo, con ir al lado de su nieto una chicotá al menos.

No puedo alejarme de aquella voz que grita que en su barrio estamos ya y vamos para su catedral. 
No puedo alejarme de las madres que van de la mano de sus hijos con esclavina gritando muy fuerte que son del Calvario. 
No puedo alejarme de aquel fotógrafo que retrata nuestras ilusiones sin darnos cuenta.

No puedo alejarme del sacristán que viene con las llaves a abrirnos el portón de la gloria. 
No puedo alejarme de aquel costalero que sin poder llevarte compone los sones musicales a su madre bendita mientras alumbra su candelería. 
No puedo alejarme del olor a azahar e incienso,

No puedo alejarme de tu encuentro,

Señor, ¡No me alejes de San Lorenzo!

Llévame a tu capilla, 
Que quiero rezar ante tu imagen divina, 
Quiero contigo que las horas sean infinitas, 
No me alejas de San Lorenzo, 
No me apartes de tu cuadrilla, 
Que quiero que seas por siempre, 
El Capataz de nuestras vidas.
Juan Luis Moreno Palomares


7 comentarios:

  1. Como se puede explicar lo que se siente un miércoles santo con mas arte, me has vuelto a recordar cosas que no se me habían olvidado. Enhorabuena Juanlu.

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  2. Enhorabuena Juanlu! Que bien as plasmado con esas letras de oro el sentir de un costalero del calvario, as hecho que me emocione, y ese es el secreto de esta gran cuadrilla, el sentimiento, el corazón y la gran amistad que se derrocha todos los días del año, no solo el miercoles santo. Que gran honor tener gente como tú bajo las trabajaderas de nuestra querida hermandad.

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  3. Increible!!!
    Sin palabras!!!

    Enhorabuena Juanlu.

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  4. Así es la vida, una Semana Santa donde quieres disfrutar de todas las hermandades pero solo puedes disfrutar unas cuantas. @Conojoscofrades. conojoscofrades.blogspot.com

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  5. Muchas gracias Juanlu, por poner en común lo que tú sientes, pero el verdadero valor que tú tienes, es de tener la sensibilidad de saber captar lo que los demás sienten y pueden aportar en tu vida.

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