viernes, 13 de agosto de 2010

Paseos por San Lorenzo (Episodio XLI; El Juramento de San Rafael III)

Con el permiso de don Teodomiro, continuamos ampliando la explicación de las apariciones al Padre Roelas.

Como se explicaba en el paseo de ayer, el Presbítero recibió la "orden" de salir al campo para tener salud. Así y aún cuando se encontraba enfermo, decidió salir hacia San Lorenzo y posteriormente hacia Santa María de Gracia, en aquel momento junto a la Puerta de Plasencia que daba directamente a las afueras de Córdoba, saliendo al campo po el llamado Arroyo del Camello, sentándose en unos olivares que existían.

Una vez sentado, recibió un "olor suavísimo como de cielo", y tras escuchar a sus espaldas el ruido de unos caballeros, volvió la espalda y vió a cinco jinetes vestidos con jubones de raso y calzas de terciopelo blancos, coletos vayos, herreruelos y sombrero.

Grabado de San Rafael. Juan Díaz, 1752.

Al parar junto al Presbítero, uno de ellos le saludó diciendo: Deo gratias

El Présbítero contestó: Por siempre

A lo que recibió como respuesta: Por vuestra vida Señor, pues sois sacerdote, vaia al Prelado o a quien está en su lugar, y le digáis, que aquel Sepulcro que se halló en San Pedro, y huesos de los Santos, que los tengan en mucha veneración, porque vendrán a esta Ciudad muchos trabajos y enfermedades y mediante ellos serán libres.

Otro de los caballeros dijo a continuación: Qué grande montaña era esto por aquí cuando a mí me prendieron.

Dicho esto, continuaron su camino, desapareciendo de la vista del Padre Roelas en un momento en el que bajó la mirada para meditar a cerca de los sucedido. Intentó buscarlos con la mirada, pero no encontró rastro de ellos, ni huella de los caballos, así como tampoco había rastro alguno de sus dolencias.

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